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Tener reunidos delegados de más de 600 organizaciones de la sociedad civil internacional, en un país de América Latina, como lo es Colombia, es marcar un hito. Y ese hecho que se extiende durante una semana (del 24 al 28 de abril), en el centro histórico de la capital colombiana, tiende a robustecer a un agente social y político, que es actor de desarrollo por derecho propio: la sociedad civil organizada.
Sí, esa organización social que en Colombia, y en otros lugares del mundo, ha sido criminalizada, que tiende a ser invisibilizada y que, en muchas ocasiones, ha sido desaparecida. La sociedad civil que, aun en su heterogeneidad, ha construido redes internacionales para trabajar con “ciudadanos activos y acciones responsables”, como reza el lema de esta asamblea mundial. Esa organización social con muchas conceptualizaciones y tan amplia en nominaciones y definiciones, que hace surgir preguntas como ¿Qué es sociedad civil? ¿De quién se habla con sociedad civil? ¿Qué hace la sociedad civil? Y también se cuestiona ¿Es legal?
La realidad es que hay mucho desconocimiento del sector. Es verdad que es heterogéneo. Sus organizaciones trabajan en un completo abanico de temas y sus acciones cada día son más creativas. Usan herramientas innovadoras, pero también acuden a los mecanismos que dispone la normativa para interactuar en el proceso de toma de decisiones de política pública. Algunas tienen mayor cercanía a las entidades del Estado y otras trabajan más alejadas. Unas se convierten en franquicias del Estado, otras son más críticas y llegan a la confrontación.
Los hechos, en el caso colombiano, muestran que aún en un Estado Social de Derecho no se les otorga seguridad jurídica. Unos dirán que porque son entre 18 y 25 tipos de personas jurídicas. Otros, que ello sucede porque no existen estadísticas: Confecámaras registra 252.928 Entidades Sin Ánimo de Lucro (ESAL) y la DIAN reporta 291.137. Al decir de la abogada Adriana Ruiz-Restrepo, una de las investigadoras que trabaja académicamente para robustecer a la sociedad civil, lo que se requiere es conceptualizarla de manera positiva. No se puede trabajar de manera residual con las organizaciones de la sociedad civil. Ruiz-Restrepo prefiere referirse a entidades alterintencionadas, como personas jurídicas definidas.
Sea esa nominación o no, el mundo entero trabaja en una conceptualización que corresponda a la realidad del siglo XXI. Que se haga con precisión, equidad y justicia. Y en eso está la Unión Europea, organismos como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Multilateral de Inversiones (FMI). En el mundo se viene discutiendo cómo distinguir a este actor que está teniendo impacto en la agenda internacional y en el proceso de toma de decisiones tanto en el ámbito nacional como en el internacional.
De manera concreta puede decirse que la discusión para la conceptualización académica de este agente, los diálogos sobre temas actuales, las historias sobre éxitos de activistas en términos de cambio social, las conversaciones con líderes de la sociedad civil para conocer de perseverancia, trabajo y valor son más que suficientes para mirar de hito en hito la Semana Internacional de la Sociedad Civil, en una universidad de estirpe liberal como lo es la Universidad Externado de Colombia.
Es un acontecimiento que marca porque ellos decidieron reunirse en América Latina, en Colombia, en Bogotá y en tres escenarios que son significativos (Universidad Externado de Colombia, Universidad del Rosario, Plaza de Los Artesanos). Sin duda alguna, las organizaciones de la sociedad civil, desde sus redes, han logrado incidir para que el mundo hable de inequidad, de cambio climático, de neoextractivismo, del agua como derecho, de la consulta previa, de soberanía alimentaria, de la democracia, de la inclusión, de la necesidad de contar con entornos habilitantes y claro, de crear vías positivas para alcanzar la paz, por solo nombrar algunos de los temas.
Y es un encuentro de ciudadanos del mundo, más de 600 que vienen de los cinco continentes. Trabajarán sobre cuatro ejes temáticos y tendrán 25 eventos. No se olvide que la sociedad civil misma es un espacio de encuentro y discusión. Es un agente que se abre a los demás para compartir, para que sus conocimientos sean aprovechados por los re-editores que logren encontrar para dar mayor eco. Organizadores como Nyaradzayi Gumbonzvanda, de Civicus, reconocen que, empoderados en red, se convierten en movimiento de agentes de cambio. Basta mirar al vicepresidente de la Liga Tunecina de Derechos Humanos (Ali Zeddini), una de las cuatro organizaciones que formaron el Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez, que el año pasado recibió el Premio Nobel de la Paz. A Raquel Rosenberg, co-fundadora de Engajamundo, una organización centrada en capacitación de la juventud brasileña para comprender, participar e influir los procesos políticos internacionales. Al activista sirio de los derechos humanos, Mazen Darwish. A José Carlos Ugaz, de  Transparencia Internacional. Al Secretario General de la Federación de las Organizaciones de Personas Discapacitadas de Tanzania  – SHIVYAWATA, Feliciano Pius Mkude. Todos ellos ejemplifican que el cambio es posible.